Descripción

Cuando Edvard Munch pintó El Grito en 1893, jamás imaginó que su obra terminaría literalmente gritando en forma de un adorable peluche. El pintor noruego creó una obra de arte que se haría inmediatamente reconocible en la cultura pop del siglo XX, debido a la expresión única de su protagonista, la cual se capturó a la perfección en esta efigie.

Cuando un grupo de ladrones robó una copia de esta pintura en 1994 de un museo en la Galería Nacional de Noruega, dejó una nota diciendo "Mil gracias por la pésima seguridad", lo cual no hubiera pasado si la pintura pudiera haber gritado de hecho, alertando a los guardias. Bueno, mientras este peluche tenga sus dos baterías AA, tendrás la certeza de que lo hará si intentan robarlo.

Mide aproximadamente 28 centímetros de altura.